Siempre he criticado la actitud de los jóvenes hacia la política, siempre, y eso lo saben mis amigos, he pensado que la política está en manos de mi generación mientras que nuestros hijos e hijas han "pasao" porque les hemos creado una situación muy paternalista hacia ellos y ellas.
Siempre, y mis amigos también lo saben, he creido que mi generación deberían dejar paso a que jóvenes ocupasen puestos relevantes en la política porque es la única manera de que las cosas cambien y se renueven según sus nuevas formas de pensar.
Y mira por donde, ahora nace un movimiento -Democracia real ¡ya!- compuesto mayoritariamente por jóvenes reclamando una serie de reivindicaciones y protestando por otras. Algunas de estas reivindicaciones las podríamos llamar "utópicas" pero deberíamos mirar hacia atrás y hacer memoria sobre las que hacíamos en los 70, seguro que algunas de ellas coinciden.
Pero lo importante para mi en este movimiento es la llamada de atención que están llevando a cabo hacia la clase política.
Una clase política en la que algunos se aferran a su sillón sin querer dejar paso a otra persona.
Una clase política que con el solo hecho de permanecer durante 8 años tienen garantizada sus pensiones al 100%, mientras que para el resto de la ciudadanía hacen falta 40 años.
Una clase política que se suben los salarios cuando quieren y como quieren mientras que para el resto, en el mejor de los casos, se iguala al IPC.
Una clase política, en algunos casos, "pluriempleada" y todos esos trabajos remunerados ganando una buena "pasta" mientras que de los 4 millones y medio de parados el 45% son jóvenes.
Una clase política que consienten y premian a los corruptos, (véase listas con imputados).
Una clase política que permiten a los altos ejecutivos tener grandes sueldos y prejuvilaciones sin penalizarlos aumentándoles los impuestos.
Una clase política que permiten que aquellos que han creado la crisis se vayan de "rositas" dejando en la miseria al país y a muchas familias.
Con todas estas quejas me parece que hará reflexionar a la clase política, que se tome nota porque algo debe cambiar y no sólo en España sino en el mundo, sería un error mirar hacia otro lado.
Una de ellas sería que la política no debe hacerse desde despachos, hay que escuchar a la gente día a día.
Me alegro de este movimiento en "Democracia real ¡ya!" por dos cosas, una: que la juventud no está dormida y la otra: que me han demostrado que yo estaba equivocado con respecto a ellos y ellas.
Aunque sé que no toda la clase política es igual sigo pensando que la mejor forma de cambiar cosas es desde dentro del juego democrático.
A mis amigos Manolo, Andrés y Manolo.
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