Cada vez pasa más hacer publicaciones en los diarios sobre este u otros asuntos políticos o no políticos, sacándolos a la luz pública sin haberse contrastado las fuentes de información de las que se obtienen.
Esto ha dado lugar a muchos errores porque luego ha llegado otra fuente desmintiendo lo anteriormente escrito, así se entra en una guerra de desmentidos donde el lector se confunde y no llega a saber lo que es cierto o no lo es.
La profesión periodística escrita se está poniendo cada día más en entredicho, a causa de estas publicaciones, entre sus lectores habituales.
Todo ésto lo digo porque según los principios periodísticos que enseñan en las Universidades, "todo periodista que se precie como tal no debe publicar una información dada por una fuente sin contrastarla ni asegurarse de su veracidad".
No caigamos en la salsa de otras publicaciones, llamémosles rosa o amarilla, sean ustedes los portavoces reales de la información y no publiquen sólo aquello que hagan aumentar las ventas sin saber siquiera si puede ser cierto o no, vuestros puestos de trabajo no deberían de estar sujetos a los índices de audiencia como pasa en las televisiones, sino a la veracidad e independencia de vuestras publicaciones.
Quién sabe si haciendo un buen trabajo de investigación sobre las noticias que os llegan podáis conseguir alguna vez un premio como el Pulitzer y así incrementar la cifra a dos ya que el único periodista español que lo sustenta es Javier Bauluz en 1995.
Para hablar del periodismo actual tendríamos que echar horas compañero. Pero qué curioso es, que precisamente la situación laboral de los y las periodistas por parte de sus empresas, nunca son noticias de portada en los periódicos o en las cabeceras de las radios y televisiones.
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